Decía la copla que la primera verbena de Dios envía es la de San Antonio de la Florida, y se celebraba en la noche del 12 al 13 de junio en los terrenos cercanos a su ermita, que Francisco de Goya decoró con sus frescos.

Esta fiesta comenzó siendo una romería a mediados del siglo XVIII y se celebraba en los alrededores de una modesta ermita de la Virgen de Gracia, situada en la ribera izquierda del Manzanares y donde se ubicó una imagen de San Antonio. Es muy probable que las primeras devociones surgieran de las lavanderas de esa zona del río y que fueran estas la que le dieran al Santo su fama de casamentero.

A mediados del XIX la zona era un pasaje sin apenas casas, en el que, junto a los tradicionales merenderos tan típicos de las afueras de Madrid, se extendían a lo largo del Paseo de la Florida los puestos de frutas. En aquellos tiempos comenzó a popularizarse la conocida verbena.

Fue entonces cuando las jóvenes modistillas, tan numerosas en el Madrid de la época y, según el tópico, tan dadas a asistir a las verbenas madrileñas, comenzaron a ir la mañana del día 13 a llevarle alfileres al Santo y a pedirle novio. De allí surgió la tradición de que el Santo les daba tantos novios como alfileres se quedaran prendidos en la palma de su mano.

Actualmente, para rememorar aquella época, se elige cada año como figura principal de estas fiestas a La Modistilla de San Antonio.